por Aitor Pereira
La vorágine de datos que cada día nos sacude por la evolución de la pandemia provoca que en algunos casos las cifras oculten las historias que hay detrás, y para evitar eso nace la serie de documentales argentinos “Personas, no números“, que ofrece un homenaje a los muertos por el virus a través de sus vidas.
La iniciativa busca contar la historia de los fallecidos a través de los recuerdos de sus seres queridos en unos microdocumentales de unos 15 minutos, un proyecto en el que trabajan los directores Jorge Ponce Betti, Andrés Brenner y Anahí Sinatra desde marzo, cuando la pandemia comenzó a tomar fuerza en Europa y en Argentina ni se intuía la magnitud de una enfermedad que ya ha costado la vida a más de 27.000 personas en el país.
“En Argentina todavía no estaba pasando, todavía no había fallecidos, pero era como vaticinar en un punto lo que iba a pasar acá y eso nos impactó mucho y a partir de ahí surge la idea”, relató a Efe Ponce.
“Lo ideal es hacer los menos posible”
Hasta la fecha han presentado tres documentales, que se pueden ver en Youtube y están dedicados a las vidas de los argentinos Marcelo Peralta, saxofonista que murió en España; Gustavo “Checha” Mallo, fallecido en Italia; y la primera víctima mortal en el país, Guillermo Ábel Gómez, un militante social en los años setenta con el Movimiento Villero Peronista, exiliado en Francia junto a su compañera embarazada, donde trabajó como obrero hasta que se jubiló y regresó a Argentina.
Gómez hizo un viaje de vuelta a Francia para conocer a su nieta y contrajo el virus y se convirtió en la primera víctima de la covid-19 en territorio argentino.
Ahora están cerca de lanzar otras cinco partes de esta serie, y si bien no se ponen límites a la hora de fijar la producción total, ya que cada pieza requiere un “esfuerzo titánico” que les lleva casi un mes de trabajo, sus creadores defienden que “lo ideal es hacer los menos posibles”, y que esto signifique un descenso en la cifra (y las historias que acarrean) de muertos diaria.
“Creo que estamos en falta, tendríamos que haber hecho muchos más, soy consciente de que damos lo máximo y hacemos todo lo que podemos dentro de las posibilidades”, agregó el cineasta.
Un equipo multisiciplinar
El proyecto arrancó con la intención de los directores y así formaron un equipo que no dejó de crecer hasta llegar a las 30 personas, pese a que no reciben ninguna retribución por ello ya que se trata de un proyecto solidario, y se sumaron diferentes profesionales del mundo de la comunicación y otras áreas como la psicología, fundamental a la hora de tratar con personas que han perdido a un ser querido.
“Primero, cuando iniciamos que no éramos tantos y no existía el equipo de psicólogos, realmente era como nuestra intuición (el trato con los familiares), tratando de ser lo más respetuosos posible, y lo que desde nuestro lugar creíamos más real o más honesto. Cuando se involucra en el equipo el grupo de psicólogos ya ahí empieza a ser un poco diferente”, señaló a EFE Sinatra.
A los familiares les ofrecen también de manera gratuita una labor de contención y seguimiento, pudiendo continuar con el proceso de psicoanálisis y de tratamiento si lo desean.
Para los allegados de los fallecidos estos documentales suponen también un “espacio de catarsis que tiene la familia para charlar sobre el tema”, y por lo general se muestran agradecidos con la obra.
“Para ellos ver contada la vida de sus seres queridos en 10-15 minutos, contada por ellos mismos, es un recuerdo, como una especia de souvenir más conceptual, más humano”, agregó Ponce.
Recordar lo positivo
Cada parte de este proyecto es el retrato de una persona, a la que buscan recordar por motivos positivos, “por lo lindo que esa persona tuvo en el paso por este plano”, y para los directores el objetivo es claro.
“Cuando está contada la historia y logramos hacer honor a la vida de esa persona ya sentimos que ahí hicimos nuestro trabajo”, subrayó Ponce.
Además de un arduo trabajo, para el equipo estos documentales sirvieron como un punto de aprendizaje, sobre todo de la importancia de “proyectar más en el otro”.
“Creo que es un poco corrernos de nuestro propio centro, de nuestro propio eje, y proyectar más en el otro, darnos cuenta que no somos solo nosotros, que hay un mundo atrás de cada uno y un montón de vidas con un montón de realidades, las cuales está bueno entender un poquito más”, concluyó Sinatra.
EFE.